Un tetramorfos (del griego tetra, "cuatro", y morfé, "forma") es una representación iconográfica de un conjunto formado por cuatro elementos. Una de las figuras prototípicas de la iconología mesopotámica y la más antigua es el tetramorfos, toro con cabeza humana, la barba rizada propia de los reyes, alas de águila y garras de león. Para ser contemplado desde el lateral y desde el frente, el híbrido, guardián de las puertas del templo o la ciudad, se representaba con cinco patas. La más extendida de estas es cristiana, que los asocia con los cuatro evangelistas. Desde el siglo VI se viene postulando una vinculación de los tetramorfos con los evangelistas que no deja de ser una atribución gratuita: Mateo es el ángel, un hombre con alas que resalta la humanidad del hijo de Dios; Marcos es el león, símbolo de fuerza, coraje y realeza; Lucas es el toro, animal de carga, tranquilo y humilde, y Juan es el águila, animal que vuela alto, el único que puede llegar al cielo,